domingo, 14 de junio de 2009

Son momentos en los que caemos, en los que necesitamos desahogarnos, calmarnos. Son lágrimas al vacío y el miedo de volver a caer y ya no poder levantarse. Es la costumbre al dolor lo que no nos deja ser y el temor a lo desconocido lo que no nos deja avanzar. Los días son constantes y grises, son oscuros y tristes. Pero esta en nosotros intentar hallar fuerzas incluso donde no las tengamos. Nadie está obligado a querernos, a acompañarnos, nadie es culpable si quiere hacernos daño. Nosotros somos dueños de nuestras vida y eso es lo complicado no es cuestión de ganar o de perder, de llegar o no a la meta. La meta en la vida es una sola: ser feliz. Lamentablemente la felicidad como la soñamos es una mentira, suele ser diferente, pero esa felicidad se encuentra en todos lados. El verdadero problema es que tememos aferrarnos a ella y que ésta desaparezca. Nadie les pide que vivan, nadie les pide que sueñen, háganlo única y exclusivamente por y para ustedes.
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